martes, 29 de noviembre de 2011

Actitud para aprender creatividad

Texto de José Maria Recarte entresacado de la conferencia impartida en la apertura del curso académico 2009/10 en la Universidad Autónoma de Barcelona:

En definitiva, cuando se “aprende creatividad”, no se aprende para saber creatividad, se aprende para aprender creatividad. Lo que mueve a la creatividad son los retos, no necesariamente las aplicaciones finales.

Parece obvio que para comunicar bien, hay que pensar bien. Y si se piensa lo que nadie ha pensado sobre aquello que todos ven, mucho mejor. Por tanto, ser creativo o creativa es una posibilidad accesible y una cualidad que para cualquier persona se hace necesaria, imprescindible en el mundo cambiante de hoy. Se trata de acercarnos al apasionante mundo del pensamiento creador o productivo y a su aplicación práctica: es decir, a la utilización de la capacidad creativa y estratégica, como herramienta para resolver problemas.

Y para lograrlo nuestros alumnos están obligados a salir de la universidad sabiendo que, primero hay que tener la idea y simultáneamente hay que saber comunicarla. Esto tiene un correlato: la universidad no puede entenderse sin creatividad y sin comunicación. Los conocimientos que se transmiten en la universidad son amplios, densos, complejos y con una gran carga de subjetividad. Están expresados, no por una, sino por una serie de personas-profesores que –como debe ser- transmiten sus conocimientos de acuerdo con sus capacidades. El resultado, a mi juicio, es que la carga de la prueba está, donde debe de estar: en el alumno.

Pero, ¿el alumno lo sabe? ¿es consciente de que debe asumir al cien por cien la única y seria obligación que tiene que es la de aprender? Esa obligación que es aprender, se llama actitud. De las muchas formas que existen de definir la actitud hay una que más y mejor significa la determinación de saber, la decisión de tener ideas propias. Creo firmemente que la actitud y, sobre todo, la actitud creativa no es otra cosa que la determinación de aprender de uno mismo. Y, sinceramente, si estamos hablando de un grado superior de aprendizaje – denso y complejo como son los estudios universitarios- se debe salir sabiendo aprender de uno mismo.

Y esto se logra –entre otros procedimientos- desarrollando y potenciando, al menos, tres habilidades cognitivas que a nuestros alumnos les van a ser imprescindibles para asumir, condensar y digerir productivamente esos conocimientos. Esas tres habilidades son la fluidez, la flexibilidad y la sensibilidad. Curiosamente, esas tres habilidades son fundamentales en el aprendizaje del proceso de creación.

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Marmolejo, Jaén
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