martes, 18 de octubre de 2011

LA PASIÓN. NUESTRAS EMOCIONES SON MÁS DECISIVAS QUE NUESTRO INTELECTO.

Cuando hablamos de pasión, hablamos de aquello que nos motiva intrínsecamente (cuando el placer radica en la misma realización de un trabajo); extrínsecamente (cuando la motivación es la recompensa final por el trabajo cumplido); o bien combinando ambas: un trabajo placentero con una gratificación final.

Mihaly Csikszentmihalyi y su concepto acerca del Flow (fluir), reflexiona por ejemplo en relación al estado de las personas cuando se involucran en una actividad sin importarles nada más; cuando la experiencia en sí misma es tan placentera que la recompensa –incluso habiendo costes adicionales-, será la satisfacción plena por ello.

En cualquier caso, ya es un postulado que aquellas organizaciones que valoran y tienen en cuenta las emociones de sus empleados son más competentes, ya que los alinean y los involucran con la visión y los objetivos globales y afianzan entonces, su participación en el éxito.

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Marmolejo, Jaén
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